Sr. Director: El catolicismo forma parte importante de nuestra historia, tradiciones y costumbres, desde luego mucho más que otras confesiones religiosas. Por lo tanto, no hay que caer en el engaño de ciertas propuestas, que tienen en el punto de mira exclusivo a la Iglesia Católica. La religión es una dimensión racional, digna y libre, de toda persona, también en sus manifestaciones públicas, a las que tiene todo el derecho. Pero molesta, estorba a algunos políticos de un modo más que sospechoso. Con estas fobias anticatólicas, esos políticos buscan a veces distraer de los auténticos problemas ciudadanos, dar la sensación de que gobiernan un "cambio" que ya nos gustaría ver en materias sanitarias, laborales o sociales. Buscan contentar a sus votantes, fidelizarlos, pero tengo mis dudas de que logren ese objetivo, y desde luego no pienso que ganen votos con estas fobias. Otra clave puede ser que hay instancias superiores a esos partidos que han decidido acelerar la fobia anticatólica, en estos momentos de supuesto "cambio" y ante la real disminución de la práctica religiosa entre los católicos, que se ve en las iglesias, en el número de bodas por la Iglesia y en muchos otros datos. Pero llama la atención que la participación ciudadana en procesiones y actos religiosos de pueblos y ciudades ha ido en aumento, probablemente porque lo festivo atrae con facilidad, y también porque los factores emocionales se reavivan. Y porque la religión católica forma parte importante de nuestra cultura, aunque moleste a algunos, en el arte, en la literatura, en la historia, en las tradiciones. Juan García