Sr. Director:

En la Fiesta del Bautismo del Señor (11 de enero), fue noticia el bautismo administrado por el Papa Francisco a 33 bebés en la Capilla Sixtina, con la simpática acogida a las mamás, que, allí mismo, los amamantaron.

Francisco pidió a los padres, padrinos, abuelos y tíos, que alimenten, a los niños, con la Palabra de Dios (el Evangelio) y "enseñen a sus hijos que no se puede ser cristianos fuera de la Iglesia, no se puede seguir a Jesucristo sin la Iglesia, porque la Iglesia es madre y nos hace crecer en el amor a Jesucristo".

El Bautismo es la puerta de los demás sacramentos, da la gracia y sólo se recibe una vez; pero, como dice el Papa, Dios "no se cansa de perdonar": nos ofrece el sacramento de la Confesión, a modo de sucesivos bautismos que nos lavan el alma y llenan de paz si nos acercamos con sinceridad, humildad, y arrepentimiento.

Al Papa Francisco no se le oculta el desuso del sacramento de la confesión, que, como la ducha, nos conviene  recibirlo con frecuencia: dice que "no ha sido promocionado por muchos de nuestros pastores durante años y gracias a Dios que estamos cambiando lentamente esta tendencia...; si nosotros nos apartamos mucho de Jesús, se nos va endureciendo el corazón". Muchos católicos nos sentimos agradecidos a los sacerdotes que, como les exhorta el Papa, tienen "siempre la lucecita del confesionario encendida".

Josefa Romo