Sr. Director: 

Cuando se mide la aceptación del aborto según segmentos de población, resulta, de acuerdo con el análisis de la encuesta, que "el aborto no supera el umbral de aceptación entre los adultos de 65 y más años, la población con menor nivel de estudios, quienes se declaran de derechas y de centro, y entre quienes expresan un nivel medio y, especialmente, alto de religiosidad". En todos esos casos, la aceptación queda por debajo de la media de 5 (entre 0 y 10). Y no parece que esos segmentos de población sean sectores marginales. Tampoco es significativo que el aborto encuentre más rechazo entre quienes tienen menos estudios, pues para comprender lo que es un aborto tanto vale haber hecho la escolaridad obligatoria como el doctorado.

Cabría esperar que, al menos, la defensa del aborto obtuviera una mayoría abrumadora entre las mujeres. "Nosotras parimos, nosotros decidimos". Pero también resulta que no pocas mujeres deciden no estar a favor del aborto. La aceptación entre las mujeres es de 5.4. dos décimas por debajo de la media del conjunto de la población. Son más los hombres (5,8) que las mujeres los que apoyan el aborto, quizá porque facilita que puedan decir a su compañera: "¿Y tú qué piensas hacer?". Tal vez habría que ver aquí un resto de la mentalidad patriarcal, que permite al hombre lavarse las manos y secárselas con la toalla del respeto a la libertad de la mujer.

Esta moderada aceptación del aborto entre las españolas pone en tela de juicio la representatividad de los grupos feministas que propugnan el aborto a petición como un "derecho de la mujer", como si hablaran en nombre de todas. De este modo se camufla la controversia ética que suscita el aborto tanto entre hombres como entre mujeres, presentándolo como una cuestión de género, en la que cualquier oposición sería un atentado contra la mujer en abstracto.

 

En todo caso, la encuesta pone de manifiesto que el aborto no es una cuestión zanjada en la conciencia de gran parte de la población, por mucho que así se intente presentarla para eludir el debate.