Sr. Director:

Los estragos de la borrasca ‘Gloria’ han sido muy cuantiosos en España, tanto en playas y municipios costeros, como en el interior, y por supuesto para muchos particulares, que están teniendo un quebradero de cabeza – más bien de bolsillo, en sentido estricto – para ver si tienen seguro contratado y si cubre lo que ha sucedido.

Una catástrofe natural, que ha asolado buena parte de España como en este caso, suele dejar algunas preguntas incómodas para casi todos. Ser incómodo es algo que forma parte de la profesión, especialmente en un periodista, y por eso me parece necesario serlo ahora.

Se han producido versiones muy distintas, reacciones contrapuestas, tras esta borrasca. Las más interesantes son las de los bomberos, trabajadores de Emergencias, ingenieros, técnicos de ayuntamientos y otras instituciones. Coinciden en reconocer que muchos daños se podían haber evitado con obras o inversiones que a todas luces eran necesarias, incluso aprobadas ya en presupuestos, pero no se han hecho. Reconocen que hay mucha dejadez y chapuzas. Por un motivo u otro no levantan la voz señalando causas y responsables: se juegan el puesto de trabajo algunos, y por eso hay que comprenderlos. Aunque la valentía y la ética son para todos.