Sr. Director: Su política aislacionista, unida a la victoria del Brexit, y su amistad con Putin puede crear un escenario que perjudica a Europa. Contra todo pronóstico, el candidato republicano Donald Trump ha ganado las elecciones a la Casa Blanca de Estados Unidos, derrotando a Hillary Clinton y abriendo un periodo de incertidumbre mundial que no sólo ya está teniendo un efecto inmediato con las caídas de las Bolsas mundiales sino que tendrá repercusiones a corto plazo en cuestiones que afectarán directamente al sector agrario europeo y, por extensión, al español. Y aunque pueda parecer exagerado vaticinar una relación directa entre el triunfo del magnate en las elecciones estadounidenses con el futuro del campo español, lo cierto es que ambos conceptos están más relacionados de lo que pueda parecer. A muy corto plazo, el triunfo de Trump puede frenar en seco el acuerdo del TTIP y, en muchos sentidos, debilitar a una Europa ya muy tocada con el Brexit, que puede salir debilitada con esta victoria. Y la debilidad de Europa representa un miedo a una fractura de su unión y la falta de unión puede implicar recortes que pueden afectar a la propia PAC. Y un buen ejemplo de esto es que una de las primeras voces en felicitar a Donald Trump ha sido la dirigente de la extrema derecha francesa Marine Le Pen. Todo hace indicar que, como pasara en Reino Unido con la aprobación del Brexit, se impone en muchos Estados una política aislacionista que, en el caso de Estados Unidos y su influencia en Europa  afectará al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), bien porque el nuevo presidente se niegue a ratificarlo, como ya ha insinuado, bien porque quiera imponer unas condiciones inaceptables para Europa, en especial en materia agraria y ganadera, granero de votos del ahora presidente republicano. Pero también se debe tener en cuenta otras cuestiones políticas que pueden tener una repercusión indirecta o a medio plazo en el sector agrario. Por ejemplo las tensiones de la Unión Europea con una Rusia que, en cierta forma también está en manos de un populista peligroso como Putin, y en las que Estados Unidos puede dejar de ser esa especie de árbitro que ha sido hasta ahora. El boicot a los productos europeos, en especial a los agrarios y ganaderos, decretado por el propio Putin y que tanto dinero está constando no sólo a los propios productores sino a la Unión Europea (UE) con sus políticas de ayudas al sector no sólo puede consolidarse con la victoria de Trump, sino ampliarse, sino algo peor. Por ejemplo, el impasse que se mantiene con Ucrania tras la toma de Crimea podría volver a endurecerse, lo que podría llegar no sólo a tensiones bélicas, sino a un endurecimiento de las relaciones, un incremento del boicot y, tal vez, a que Europa pudiera perder el granero de cereales de Ucrania, lo que provocaría una posible crisis de precios. Jesús Domingo