Si alguien se propuso con argumentos sólidos y convincentes defender la noble y grandiosa idea de la Hispanidad, ese mérito le corresponde a Ramiro Maeztu. Hoy, como en su tiempo, no faltan los detractores que la atacan sin más argumentos que el desprecio o el cinismo.

En la actualidad se cuestiona toda la historia de esa gran nación que es España y sus granes epopeyas, especialmente su gran legado en los países hispanoamericanos, incluidos  EE.UU  (religión,  Idioma, cultura, universidades, colegios…), por eso es más necesario que nunca volver a analizar las ideas del autor de la Defensa de Hispanidad, atacada hoy por las leyendas negras contra España que tanta influencia tienen aún en las universidades  e institutos españoles y en lo políticamente correcto, repetidas con mimetismo sectario y mentiroso. Rubén Darío, el gran poeta de la Hispanidad, exaltó los ideales hispánicos cuando cantó: a la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Para Ramiro Maeztu la gran crisis de la España de su tiempo, como sucede hoy, no está en querer experimentar las ideas del liberalismo y del social-comunismo populista, que prometen el paraíso en la tierra, sino el haber abandonado las raíces cristianas sin las cuales no se pueden comprender lo que es España. Como escribía Maeztu: “A esta España que ahora vive como si estuviera de más en el mundo y no es sino una sombra de gran nación, solo le puede volver los grandes ideales actualizados a los tiempos tan complicados y difíciles cuyos síntomas más dolorosos son el terrorismo y el independentismo. El alma del hombre como las naciones necesitan perspectivas infinitas hasta para resignarse a las limitaciones cotidianas”