Sr. Director:

Los hombres, algunos hombres, se han erigido en dioses, en falsos dioses, claro. Ya conseguido determinar quién y cuándo se nace ahora quieren determinar también quién y cuándo se muere: dioses de la vida y de la muerte, que después se hará extensible a qué circunstancias habrán de darse para poder vivir. Es repetir unas doctrinas ya repudiadas por la humanidad en su momento, nazismo y estalinismo, pero que ahora interesan parcialmente. En suma, las palabras podrán ser edulcoradas, las situaciones límite podrán exponerse de forma dramática, pero esto es la CULTURA DE LA MUERTE. Hace años se luchó por la derogación de la pena de muerte, aun cuando el condenado cargara sobre sus espaldas delitos de sangre y crueldad: Únicamente Dios es el Señor de la vida y de la muerte. Ahora se quiere invertir este axioma: el dios-hombre puede decidir cuándo a una persona se le puede aplicar la pena de muerte por muy inocente que ella sea. Desde luego la eutanasia no es la solución. La medicina en España está realizando grandes avances en el tema de cuidados paliativos. Háganlos extensibles a todos los enfermos que los precisen para que las personas mueran de forma humana y natural y no por mano inhumana.