Sr. Director: Un saludo desde Jerusalén, suelo leer con mucho agrado sus artículos o casi cartas. Y casi siempre su opinión me parece muy acertada. También comparto las ideas principales de la que habla sobre los problemas de ayer en la explanada de las mezquitas, del templo o como lo queramos llamar. Pero me gustaría señalar un detalle, los conflictos no surgen porque desde la explanada se lancen piedras sobre el muro de las lamentaciones. Los judíos rezan a diario en ese lugar sin ningún problema. El conflicto, amago de intifada, surgió ayer porque los judíos querían subir a la explanada a rezar y los musulmanes para impedirlo se armaron en el centro de la explanada. Los judíos en ciertas fechas, como la de ayer que hace memoria de las diversas destrucciones del templo, se consideran con derecho a subir a la explanada a rezar. Y los musulmanes con el derecho a impedirlo, porque profanan su lugar santo. Por tanto no es que los musulmanes lancen piedras desde la parte alta a los judíos que están abajo rezando. Es que los jóvenes musulmanes quieren impedir que los judíos ortodoxos suban a ala explanada a rezar. Es la lucha de los menores de edad musulmanes armados con piedras, cristales y artilugios caseros, contra la Policía Militar judía bien pertrechada, que despeja el camino para que los devotos judíos recen tranquilamente. A la misma altura, en el campo abierto,  que suponen la explanada. Por esta tierra, santa por Quien la recorrió, las cosas no son claramente blancas o negras, los matices se multiplican y las líneas se difuminan con gran facilidad. Disculpe la osadía de aclarar su publicación. Un saludo cordial José María Carmelo