Sr. Director: Ya lo dijo Jesucristo, y se ha cumplido desde los primeros días de la existencia  de la comunidad cristiana: "seréis odiados por todos a causa de mi nombre". El Cristianismo es la confesión religiosa más perseguida y martirizada, no sólo en Irak y Siria, Pakistán  sino en todo el Mundo, son las víctimas preferidas de los fundamentalismos totalitarios políticos y/o religiosos radicales, como el falso Estado Islámico. El testimonio del obispo de Mosul, quién no logró contener las lágrimas mientras narraba el drama de su pueblo sirio-ortodoxo, decía: por primera vez en 1.500 años no hemos podido celebrar  la fiesta de san Shmuni. Y es que la comunidad cristiana siria es la más antigua de la zona y llegó a esa tierra mucho antes que otras comunidades. Ante  el silencio de la comunidad internacional que nada quiere saber de los derechos humanos fundamentales  que son violados de forma sistemáticas en comunidades cristianas, el Papa Francisco ha realizado una apremiante llamada a la Comunidad Internacional; sólo  ha respondió de forma clara y contundente el primer ministro británico, Cameron, quien en su mensaje se ha solidarizado como  cristiano con sus hermanos perseguidos en algunos países islámicos. El Papa  Francisco sigue con gran preocupación los dramáticos sufrimientos de los cristianos que en varias partes del mundo son perseguidos y asesinados por  su credo religioso y no deja de denunciar en sus apariciones públicas el martirio continuo de cristianos, cuyo número excede al terrible de las antiguas persecuciones romanas encabezadas por Nerón. Incluso algún niño cristiano ha sido crucificado sin que nadie haya levantado su voz en solidaridad, por lo visto los niños cristianos son menos niños que otros, cuando la realidad es que todos los niños tiene la misma dignidad sean de donde sea y tengan la creencias religiosas que tenga,  menos  los niños  de los cristianos y sus padres. La fobia anticristiana está instalada, también, en la vieja Europa, de forma  no cruenta pero más sofisticada y reaccionaria, porque ha renunciado a sus raíces, para arraigarse en la nihilismo religioso y en el relativismo moral, con los efectos perniciosos que se sufren todos los días. En España la nueva casta política alardea  de su fobia anticatólica en Navidad en Semana Santa o cuando cuadre con el pretexto de un laicismo negativo intolerante y reaccionario. Fidel García Martínez