Sr. Director: Las elecciones catalanas han vuelto a poner encima de la mesa la influencia del sistema electoral aplicado en Cataluña y cómo distorsiona la voluntad de los ciudadanos. Mientras en un sistema lógico donde los votos de todos los ciudadanos valieran lo mismo (1 persona = 1 voto), ERC, JXCAT y la CUP solo conseguirían 65 escaños, por debajo de la mayoría absoluta (68), ahora se benefician de un sistema injusto que les ha otorgado 70, ya que en las demarcaciones que más les favorecen como Lérida y Gerona, los votos valen sustancialmente más. Quizá ha llegado el momento de cambiar un modelo por el que el voto de un ciudadano de Balaguer vale como el de dos ciudadanos de Cornellá. Se trata de una trampa que desfigura el mandato democrático, especialmente cuando se presentan los comicios en clave de plebiscito y que beneficia claramente a ERC y Puigdemont, precisamente esos que tantas lecciones dan sobre las esencias de la democracia. Raquel C. Cañellas