Sr. Director:

Recuerdo que Chaves fue nombrado en 2009 vicepresidente del Gobierno de España. Zapatero lo nombra sabiendo ya el “run-run”. Chaves es sustituido por Griñán, que además y por si el lector no lo sabe es inspector de trabajo. Podía no haber aceptado sabiendo lo que estaba en marcha, pero aceptó, y luego buscó refugio como senador, sustituyéndole en Andalucía Susana Díaz.

Chaves llegó a afirmar que lo de los ERE era “una cosa de tres o cuatro golfos”. Menos mal que era algo de tres o cuatro.

Por su parte, Pedro Sánchez afirmó en 2016 que Chaves y Griñán eran honrados, inocentes. Podía haberse refugiado en el derecho de todos a denunciar lo que se estime oportuno y que estaba en manos de los tribunales: cualquier evasiva genérica, menos mojarse en que eran inocentes.

Pedro Sánchez se dio prisa en cerrar un acuerdo con Pablo Iglesias al día siguiente de las elecciones generales del 10-N. Pesó que ambos partidos habían perdido diputados respecto al 28-A y era un modo de cerrar debates que les perjudicarían, y de paso daban como inevitable un Gobierno de coalición antes de la sentencia de los ERE, que resultaría mucho más complejo llevar a cabo ahora