Sr. Director: La cosa es que viendo cómo está el patio en política española, me he acordado de unos desacuerdos que hubo en la Iglesia y que alguien, les echó la llave a los cardenales, (etimológicamente 'cónclave': con llave), hasta que se pusieran de acuerdo.  Es más, en cónclave se elige al Papa. Cualquier compañero mío de los que se han dedicado más a la erudición histórica que a la pastoral, mis amigos y confesores P. Sotomayor Muro S.I. o P. Nava S.I. de la Facultad de Teología de Cartuja en Granada, pero también cualquier otro, lo recordarán mucho mejor que yo. Aunque me tiren de las orejas por mal alumno. Propongo una reclusión en la Carrera de San Jerónimo de Madrid o en la sede de las instituciones pertinentes. Por supuesto sin la regalada mesa marisquera del Hotel Villamagna para los sindicalistas o de algo así de los grandes restaurantes de su céntrico entorno jerosolimitano, bastándoles sólo las posibilidades del bar interior, que les vendrían muy bien para el discernimiento y les ayudarían, además de rebajar saludablemente la dieta, a despejar la mente de sus incomprensibles empecinamientos con miras personales de autorrealización personal. No lo digo como ilegal reclusión, sino como retiro al desierto, como los que solemos hacer nosotros. José Herrera