Sr. Director:

Tras el rezo del Regina Coeli, el Papa Francisco quiso dirigirse el domingo día 24 de mayo a los católicos de China para transmitirles un mensaje de esperanza particular en este tiempo tan cargado de dificultades. Precisamente esa misma semana conocíamos la muerte de tres obispos chinos, que han fallecido en los últimos meses, y que tenían en común el haber sido perseguidos y encarcelados por no hincar la rodilla ante el régimen comunista.

Anunciada en 2007 por Benedicto XVI con la “Carta a los católicos chinos”, desde entonces cada 24 de mayo, en la fiesta de María Auxilio de los Cristianos, especialmente venerada en el santuario de “Nuestra Señora de Sheshan”, cerca de Shangai, la Iglesia celebra un día de oración por China. La atención a China, durante el pontificado de Francisco, ha sido constante, incluyendo la histórica firma del Acuerdo provisional en 2018, punto de llegada de un largo viaje, repleto de dificultades, pero sobre todo punto de partida para arrancar una nueva fase de mayor colaboración y cercanía por el bien de toda la comunidad. Desde el inicio de la pandemia, por ejemplo, se han intensificado las muestras recíprocas de solidaridad entre China y la Santa Sede, con donaciones mutuas de material para la protección de la salud.