Excmo. y Rvdmo. Sr.: Una vez las celebraciones de la Pascua de Resurrección del Señor han terminado, y empieza un nuevo tiempo litúrgico, me permito humildemente escribirle unas líneas como promotor de una iniciativa a favor de una Cabalgata de Reyes cristiana. La iniciativa, iniciada el 7 de enero este año, por obvias razones, ha recibido más de veinte mil quinientas firmas y tres mil trescientos comentarios a favor, que le incluyo como anexos a esta carta, un interés tan elevado que merece la pena tener en consideración detallada. Reflexionando sobre la Semana Santa y lo que representa en cuanto a conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, intentaba imaginarme como sería una Semana Santa "laica" -la celebración más importante del año para cualquier cristiano- tal y como han sugerido diferentes voces de la sociedad (mayoritariamente ciertas asociaciones y partidos políticos). ¿Podrían existir procesiones "laicas"? ¿Santos Oficios "laicos"? ¿Celebración del Domingo de Ramos o del Domingo de Resurrección "laicos"? ¿No sólo no podrían existir, sino que supondrían un contrasentido absoluto, que se celebra en Semana Santa sino la Resurrección del Señor? En el caso de la Semana Santa, la involucración por parte de la comunidad cristiana, en sus diversos estamentos, incluyendo parroquias, diócesis y, sobre todo, hermandades y cofradías, permite una organización de las diferentes celebraciones que antepone el cariz cristiano. Por supuesto, es necesaria la colaboración y aún el permiso de las autoridades civiles, pero desde un punto de vista administrativo, como en cualquier acto "de masas" que modifique el uso habitual de espacios públicos, como son calles, la asistencia policial y de los servicios de emergencias etc. ¿No lo hacen en partidos de futbol? El hecho de que parte de la Semana Santa se declare como días festivos o en las celebraciones se haga uso de espacios públicos (de todos), no le otorga derecho a ningún gobierno (local, regional o estatal) a dictar por decreto el contenido de la celebración de estas fechas para los cristianos. ¿Por qué la Navidad es diferente? ¿Es porque hay tradición de repartir regalos? ¿O porque coincide con el final de año? ¿O porque hay muchas más vacaciones? Sea la razón que fuere, lo cierto es que en general, la Navidad se suele vivir por los cristianos desde una perspectiva más festiva y menos religiosa que la Semana Santa. Quizá sea por esto por lo que la "Navidad laica" es un concepto mucho más implantado en la sociedad española y en la administración pública. Vacaciones de invierno, sin ningún matiz religioso. Con la excusa de un estado aconfesional (que no una sociedad aconfesional), se pretende excluir cualquier representación religiosa allá donde la administración pública tenga algún poder de decisión. Este año, lo hemos vivido más intensamente, habiendo visto prohibiciones de belenes en espacios públicos, de representaciones de Natividades en colegios, etc. En este contexto, nos encontramos con la llegada al Ayuntamiento de Madrid hace ahora exactamente un año de un equipo de gobierno marcadamente anticlerical -no aconfesional, sino anticlerical-, que ha demostrado en demasiadas ocasiones su desprecio por los cristianos y la Iglesia católica. La tarea que tiene encomendada su Excelencia Reverendísima como Arzobispo de Madrid es tremendamente complicada e injusta, pues le obliga a tender puentes con el ayuntamiento, para evitar mayores agravios, y a la vez defender las creencias y convicciones de su rebaño. Con la llegada de la Navidad, este año, la opresión anti-cristiana por parte del gobierno municipal en Madrid se ha multiplicado en todos los aspectos. La humillación sufrida en la Cabalgata de Reyes este año es difícil de asumir. Tengo la desgracia de los últimos años no haber podido asistir con mis hijos a la Cabalgata en Madrid, aunque mantenemos la tradición de celebrar la Epifanía el día 6 e intentamos ver la cabalgata por televisión. Este año, reconozco que no la pude ver entera porque apagaba la televisión intermitentemente por la vergüenza y la rabia que me daba contemplar semejante ruindad. El gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha abusado de la confianza de los madrileños, y de los madrileños cristianos, en su empeño por atacar a la Iglesia Católica, organizando un desfile el día 5 de enero que poco tiene que ver con una Cabalgata de Reyes. De pasar de ser un gestor administrativo de espacios públicos, se ha erigido por decreto en el intérprete de las tradiciones católicas, sin que hayamos podido hacer nada para impedirlo. ¿De verdad no se puede hacer nada? Si la Cabalgata es una celebración cristiana ¿por qué no podemos ser los cristianos los encargados de organizarla en Madrid? Cierto es que en muchas otras ciudades en España, la cabalgata no depende del ayuntamiento y podríamos seguir ese mismo ejemplo. La puesta en marcha y organización de un evento de estas características requiere un esfuerzo considerable de recursos tanto humanos, como técnicos y financieros. Pero no es impracticable, prueba de ello son las mismas procesiones, o incluso la Misa de la Familia también en Navidad. Tan cristianas son unas como la otra. La comunidad cristiana en Madrid cuenta con experiencia más que de sobra y el número de voluntarios, a la vista de la decepción generalizada de este año, seguro que no falta. Necesitamos el liderazgo del arzobispado y de su Excelencia Reverendísima. Para negociar con el Ayuntamiento, para liderar el proyecto a nivel de todo Madrid, coordinar parroquias, APAs, comunidades. Quizá no tengamos el año que viene la cabalgata más vistosa ni con más carrozas ni con más presupuesto de los últimos años, pero podemos aspirar a tener una Cabalgata más familiar, más sencilla, más cristiana, en definitiva, que represente la adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús y la inocencia de los niños de Madrid. De lo que estoy seguro es que si dejamos la organización en manos del ayuntamiento otro año más, no habrá más Cabalgata. Ni ahora, ni nunca, porque la tradición se perderá. Esto es precisamente lo que busca el equipo de gobierno, terminar con todas las tradiciones católicas, y expulsar a Dios y a la religión de la vida de todos los madrileños. Y a la Cabalgata le seguirán otras tradiciones, no me cabe duda. Juan Pablo II nos dijo "No tengáis miedo". Le animo Monseñor a seguir no teniendo miedo. Su Excelencia Reverendísima es nuestro guía, y su dedicación constante a la comunidad cristiana desde 1973 es un ejemplo para todos los católicos madrileños. Es un honor poder formar parte de su diócesis. Nos están atacando y no podemos rendirnos. Somos muchos y tenemos un arma que ellos no tienen: la fe en Cristo. No podemos rendirnos o nos consumirán, pero le necesitamos en estos momentos de desconsuelo, para continuar hacia delante. Juan de la Brena Alonso de Celis