Sr. Director: 

Han pasado unos dos meses y aún me recuerdo del problema de la Cruz de Callosa de Segura y el sentido de este caso.

La Cruz tiene algún sentido porque en una Cruz murió Nuestro Señor Jesucristo. Y, desde ella, manifestó al mundo que quiera ver el Amor de Dios a los hombres. En la Cruz, el Cristo del Amor sigue crucificado hasta el fin del mundo.  La Cruz recuerda con el Amor de Dios, la Resurrección de Jesucristo, su triunfo definitivo sobre la Muerte y el Pecado; y abre la mirada a la Vida Eterna.

Cristo está vivo, es la Vida, es eterno, es Dios. Y siendo hombre sigue clavado en la Cruz hasta el final de los tiempos, hasta el fin del mundo.

Los que han arrancado la Cruz en Callosa de Segura han impuesto -modo normal de gobernar de una dictadura- ese “expolio”, ¿saben lo que hacen? ¿Quieren reducir toda la vida de los hombres a pura y simple “política”, que es práctica normal en toda dictadura? ¿Quieren banalizar la vida del hombre reduciéndola a pura “cultura”? ¿Saben, realmente qué es una “cultura”?

Arrancando una Cruz, y apartándola así de su mirada, me parece que lo que de verdad han hecho es arrancarse los ojos para no ver la Luz de la Resurrección, la Luz de Cristo vivo, que les ayudaría a arrepentirse de sus pecados y vencer la muerte. Por eso son más dignos de pena, que de otra cosa, aunque quizá no aceptarían jamás recibir condolencias de nadie.

Arrancarse los ojos ante la Cruz es condenarse a no ver, a seguir siempre en la tiniebla, y no entender jamás nada del amor de Dios, a Dios, a los demás, de los demás, que se van a encontrar en muchos rincones de su vivir, a lo largo del camino de la vida. Es cortarse las alas, para no volar alto, y anhelar grandes horizontes.

El pueblo descubrirá cada día la Cruz que le han arrancado de su vista; y como buenos cristianos, rogarán al Crucificado que devuelva los ojos a quienes se los han arrancado al derruir la Cruz, para que también un día, besen ellos la Cruz y puedan resucitar con el Crucificado.

Así hemos aprendido en Cristo a perdonar, y amar, los cristianos. Lástima que algunos quieran ver otra cosa.