Sr. Director: El acuerdo alcanzando a finales del pasado año entre el Reino Unido y la Comisión Europea sobre los términos de la ruptura es una buena noticia. Los términos del compromiso permiten pronosticar un Brexit suave. Theresa May ha acabado cediendo en los tres capítulos más discutidos. Ha aceptado el pago de la factura pendiente con la Unión que le reclamaba Bruselas y la tutela de los derechos de los ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido, incluida la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Habrá una frontera trasparente entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. La fórmula acordada para que no haya frontera entre las dos irlandas es la que parece indicar que el brexit finalmente será blando. Irlanda del Norte sigue de facto en el mercado único y en la unión aduanera a cambio de aceptar una convergencia regulatoria. Lo que pase por esa frontera estará sometido al mismo derecho que el que rige en la Unión. Si es así para Irlanda del Norte ¿por qué no puede ser así también para el resto del Reino Unido? Si se avanza en esta dirección se puede llegar a una fórmula para el futuro similar a la establecida para Noruega: lo que supone estar de hecho en el mercado único sin poder dictar sus reglas. J.D. Mez