Sr. Director:

Nuestros mayores lo practicaban y les iba mejor que a nosotros: El rezo del Rosario. Está al alcance de todo el mundo y se puede rezar en la Iglesia, en casa, paseando, etc. Esto tiene una explicación histórica, España es católica desde hace dos mil años. El apóstol Santiago que vino a traer el Evangelio a España estaba desanimado, tenía poca aceptación, pero acudió en su auxilio la Santísima Virgen María, a orillas del rio Ebro, El Pilar de Zaragoza, templo conocido en todo el orbe católico. Desde ese comienzo la devoción de España a la Santísima Virgen ha sido como su distintivo, de tal manera que se la conoce como la Tierra de María. Seducidos por los bienes materiales, muchos han  abandonado esa devoción tan sencilla y eficaz, el rezo del Rosario. Si recuperásemos esa devoción pronto nos veríamos libres de la mascarilla, de la separación, de las pruebas para ver si estamos contagiados, esta pandemia que nos aflige sería anulada con esta devoción. Si nuestra madre terrena para nosotros es única, siempre acudimos a ella en nuestras necesidades, está hecha por Dios para humanizar con su ternura a la humanidad, pues incomparablemente mayor es el amor de la Virgen por sus hijos  aunque no acudan a Ella, y  nunca nos defraudará si solicitamos su ayuda, pues fue hecha Madre nuestra en el Calvario al pie de la Cruz y la hemos costado mucho sufrimiento y dolor. Si somos hijos suyos, acudamos a Ella no solamente para pedirla su ayuda, también para consolar a su Inmaculado Corazón que tanto sufre por los pecados de sus hijos.