Sr. Director:

Satanás nunca ha dejado de existir, incluso para que aquellos que con una mueca diabólica se mofan de su existencia, que es lo que el príncipe de la mentira, desea, para engañar a los humanos. Satanás se manifiesta de las formas  mucho más sofisticadas, que como  un macho cabrío con cuernos rojos y rabo largo y enroscado, esas imágenes son fruto de la fantasías, que se las ve  y se las desea para representar a un ser espiritual, super-inteligente, pero  lleno de soberbia, que es lo que realmente es Satán.

La misión de Satanás es sólo y exclusivamente apartar al ser humano hombre-mujer de su Creador. Esa es la misión que la Escritura atribuye a Satanás. El pecado de Satanás no fue la lujuria sino la soberbia, querer arrebatar la divinidad, ser como Dios. Ese ha sido siempre la tentación diabólica con la que engaña al hombre, hacerlo caer en la ilusión de que puede competir con Dios y desterrarlo de la vida humana. No se conforma con eso Satanás, lo que desea y por lo que lucha es por lograr la perdición del hombre en esta vida y en la otra. Las prácticas satánicas  llegan  hasta el sumo de la blasfemia como es  el culto a Satán. Que Satanás sea objeto culto es la máxima necedad del ser humano, porque el mismo Satanás sabe perfectamente que está condenado eternamente a ser un ángel caído, sin ninguna posibilidad de ser salvado. La universidad Complutense de Madrid en  donde se han quemado y profanado capillas, por estudiantes obscenamente desvestidas; organiza ahora un seminario satánico teórico-práctico,  basado en prácticas de magia, hechicería, astrología, exigiendo que cierren la capilla para que nadie vaya  a rezar porque temen que les falle la farsa: una prueba de que temen que la oración demuestre que su satanismo es un brindis a la nada.

El error del ser humano es caer en la mentira y en el mal seducido por Satán, que sólo quiere su perdición y su destrucción física y espiritual. No faltan ideólogos e instituciones que pretenden establecer la mentira, el odio y la destrucción en la sociedad amparados en una forma de progresismo claramente satánica: son las ideologías totalitarias que legislan contra la infancia, contra la familia como fuente de vida, contra el matrimonio como Dios manda: ideologías que extienden el  odio y la división entre los  seres humanos explotando a unos para enriquecer a otros. Ideologías que se mofan de lo  más  santo con ritos y rictus claramente satánicos: profanación e incendios de iglesias, destrucción de los cálices, sacrilegios  horrendos contra la Presencia de Jesucristo en  la Eucaristía, pisoteando y arrojando por los suelos las formas consagradas. Blasfemias contra el clero obispos, sacerdotes y fieles. Espectáculos y  películas cuya única obsesión es denigrar la Iglesia Católica en sus dogmas, moral, y liturgia. Pese a todos los ataques satánicos la última palabra nunca la he tenido, ni nunca la tendrá Satanás porque es un simple creatura. Porque como profetizó el mismo Jesucristo las fuerzas de infierno nunca destruirán su Iglesia.