Sr. Director:

Supongo que los ministros y ministras con familia numerosa, al menos tres, tendrán voz y voto en el Gabinete para defender algo tan importante como la familia para la sociedad. Van a tener trabajo, y sobre todo buenos argumentos razonables con suficiente experiencia, así como capacidad de persuasión en las futuras deliberaciones de un Gobierno que va muy deprisa. Sin embargo, el pasado del presidente Sánchez y su ideología fuertemente socialista aventura que va a promover leyes contra la vida, como la ya anunciada eutanasia a cargo de la Sanidad pública; probablemente nada hará para corregir el suicidio demográfico, con una tasa de 1,3 hijos y en la cola de Europa; Sánchez hará una fuerte promoción de la ideología de género, que choca frontalmente con la natalidad, el matrimonio y la familia, y por ello contra el bien común, por cierto, una expresión barrida del lenguaje socialista (y también del resto de los partidos); y Sánchez va a asfixiar a las escuelas concertadas y a las de educación diferenciada, añadiendo más vueltas de tuerca contra la libertad de los padres para elegir la educación moral y religiosa que desean para sus hijos. Y un largo etcétera.

Por eso muchas familias solicitarán el apoyo de estos ministros y ministras en la espera razonable de que Ábalos, Calviño, y Rivero sean mínimamente coherentes con su vida y sus familias. El pluralismo es estupendo también en el Consejo de Ministros, mientras que el sectarismo es funesto para la conciencia y para la sociedad.