El Papa Francisco escribió una Carta dirigida al Gobernador de Hiroshima, en el 75 aniversario de la primera bomba atómica, lanzada sobre la ciudad japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.

Su Santidad recordaba en el texto su viaje a Japón, el pasado mes de noviembre, como peregrino de la paz y que tiene especialmente presentes a las víctimas de aquellos terribles días de agosto de hace ahora tres cuartos de siglo.

Y es que la posesión y el uso con fines bélicos de armas nucleares es inmoral. Nunca ha estado más claro que, para que la paz florezca, es necesario que todos los pueblos depongan las armas de guerra, y especialmente las más poderosas y destructivas, capaces de paralizar y destruir ciudades y países enteros.

Ojalá que las voces proféticas de los supervivientes nos sirvan de advertencia a nosotros y a las generaciones futuras para que sigamos trabajando por la reconciliación y nunca más se repita una tragedia similar