Sr. Director:

El pasado día 5 de diciembre, en las páginas de Paris Match, el filósofo Bernard Hénry-Levi escribió un reportaje sobre la masacre contra los cristianos de Nigeria. Este francés nacido en Argel y de origen sefardí quería saber sobre el terreno por qué en el país más rico de África se aplicaba, con la complicidad del Ejército, lo que él calificó de limpieza étnica contra los cristianos. Hénry-levi lanzaba un SOS con la mirada puesta en la persecución de los cristianos de Sudán o Rwanda.

Esta llamada de socorro ha pasado desapercibida. Y, sin embargo, son legión los niños, mujeres y hombres que a lo largo del planeta sufren persecución por razón de su fe cristiana. Solo en Nigeria, en los diez últimos años han sido asesinados 20.000 cristianos y más de dos millones han sido obligados a refugiarse en el Sur del país. Lo recordaban en los primeros días del año las páginas del periódico francés Le Figaro: no hay fiesta cristiana a lo largo del planeta que no se convierta en objetivo de los ataques violentos de grupos, grupúsculos y organizaciones.