Año de la Misericordia, del Papa Francisco, primer seguimiento de la Fiesta de La Misericordia, que proclamara San Juan Pablo II el segundo domingo de Pascua, en honor a Faustina Kowalska. Al parecer, si la polaca decía que la virtud más difícil del cristiano es la confianza en Dios, el concepto más difícil del catecismo y la teología debe ser la misericordia de Dios. Me lo dice un religioso: "no importa que ni nuestras oraciones ni nuestras acciones no sirvan, lo que importa es la misericordia de Dios". Pues mira, no. Misericordia no es que Dios enmiende nuestros fallos como si fuera un informático avezado sino confiar en Él, en su poder pero, sobre todo, en su amor por el hombre. Entonces sí, cuando el hombre se abandona en manos de Cristo, éste actúa. Pero si no existe esa confianza no puede actuar la misericordia, de la misma forma que si no existe arrepentimiento no puede haber perdón… aunque el perdonador quiera perdonar. Ni Dios mismo tiene ese poder, pues ha creado al hombre libre. Uno diría que sí, que vivimos en Babel. Hispanidad redaccion@hispanidad.com