En un día en que hemos sabido que en un futuro próximo habrá más mosquitos y menos agua, las vacas están de enhorabuena. Las vacas, sí.

Un equipo de investigadores japoneses reclutó a seis ejemplares y les pintó con rayas en blanco y negro, rayas negras y sin rayas. Les hicieron fotos del lado derecho pintado de la vaca, contando la cantidad de picaduras que ocurrieron y observando cómo reaccionaron las vacas.

Mientras que las vacas sin pintar y las vacas con rayas negras soportaron más de 110 picaduras en 30 minutos, las vacas en blanco y negro sufrieron menos de 60 en el mismo período. ¡Menudo hallazgo!

Los expertos japoneses han realizado un escrupuloso estudio de la cuestión y se han basado en unos informes anteriores que han demostrado que las moscas tienen menos probabilidades de aterrizar en superficies en blanco y negro: la polarización de la luz perjudica su percepción, por lo que no pueden desacelerar adecuadamente, escribieron los investigadores. Además, han constatado, que como no pueden aplastar a las moscas, las vacas ejercen una energía significativa para evitarlas. Se agrupan para evitar sus ataques y eso puede aumentar su riesgo de estrés por calor y lesiones.

El único pero a la investigación es que la pintura es a base de agua (así no se afecta a la piel de la vaca), pero con las lluvias, el sol y los vientos a los pocos días de haber sido pintadas, la vaca pierde las líneas y todo vuelve a ser como antes. Se trata de una solución a corto plazo que obliga a los ganaderos a estar con la pintura cada dos o tres días. Si se tiene en cuenta que cada productor cuenta con miles de vacas, se presenta aquí un nuevo conflicto.

Aunque, eso sí, la pintura al agua es considerablemente más beneficiosa (también para la salud humana) que los pesticidas.