El presidente de EE.UU. está harto de espías en la Casa Blanca. Con el polígrafo de Conchita Pérez, utilizado previamente en el programa ‘Sálvame’ -total credibilidad, por tanto- Trump conseguirá su objetivo. Paolo Vasile no pondrá trabas.

La obsesión por las filtraciones del presidente tiene que ver con la cualidad que valora por encima de todas las cosas -la lealtad a su persona- por lo que se ha planteado instalar polígrafos en la Casa Blanca.

Seguro que Conchita le soluciona el problema y encima le hace precio. Porque la polígrafa cobra 475 euros por una sesión que dura en torno a tres horas, pero si se queda mucho en la Casa Blanca le puede hacer un bono a Trump.

Presidente, quédese tranquilo, si finalmente decide pasar por el polígrafo a cada uno de sus empleados, Conchita es la persona que busca. Resultados garantizados.