Una vez más, los terroristas de ETA tienen la desfachatez de interferir en la vida política, a través de un comunicado en el que critican la política penitenciaria del Gobierno y al PNV por favorecer "la represión del Estado". Irritante. Paralelamente, la televisión vasca (ETB), a lo suyo, mete en la parrilla de contertulios de uno de sus programas, Debatea, a un dirigente etarra, Mikel Zubimendi (en la imagen) y luego, por la "presiones", suspende el programa.

Son dos síntomas de que el problema de la violencia en el País Vasco, al margen de la disolución de ETA, no ha desaparecido. ¿Saben por qué?: porque no se desmonta, como en el caso del yihadismo, sin ir a las raíces. El terrorismo vasco, el yihadista o cualquier tipo de terrorismo nunca es una cuestión política, sino esencialmente ética. Pero en el País Vasco no han desaparecido de escena todavía los 'intelectuales' del terror, al margen del nombre que tengan, según el momento (HB, Bildu o Sortu).

El País Vasco necesita un altavoz para llamar al pan, pan y al vino, vino, para dejar muy sentado en su estructura social que no hay justificación posible al delito. De lo contrario seguirá dando vuelta por una rotonda para no llegar a ninguna parte.

Les recuerdo que Mikel Zubimendi es el 'prenda' que echó un saco de cal al escaño vacío de Ramón Jáuregui, entonces consejero socialista de Justicia y Economía, luego se fugó y luego fue condenado a ocho años por pertenencia a banda armada y tenencia ilícita de armas. Es ese mismo 'prenda' el que ha intervenido en dos programas para dar sus puntos de vista del 'conflicto'. "Algo huele a podrido en Dinamarca", expresa Hamlet en la conocida tragedia de Shakespeare. Algo raro, entenderán.

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