El presidente catalán, Quim Torra, era el que faltaba en la historia del tortuoso recorrido del barco Aquarius, con 141 inmigrantes restacados a bordo. Ha sido rechazado ya por Italia, Malta y España, pero eso no es obstáculo para la Generalitat, que ha puesto a disposición los tres puestos que gestiona: Palamós, Vilanova y San Carlos de la Rápita. Otra cosa es poco después del generoso ofrecimiento se anunciara el acuerdo: el barco atracará en Malta y seis países europeos se repartirán a sus ocupantes. 

Torra ha anunciado su el gesto en Twitter, aprovechando el ridículo de Pedro Sánchez por sus contradicciones entre uno y otro buque: aceptó la entrada del primer buque de Aquarius, con más 600 inmigrantes, también al último de Open Arms, con 87 personas, pero por la puerta de atrás (sin honores) y ahora ha rechazado el último buque de Médicos Sin Fronteras y SOS Méditerranée porque está muy lejos.

Una oportunidad que no pintada, en fin, para Torra, al que ha secundado con retuits los consejeros de Economía, Pere Aragonès, y el de Trabajo y Asuntos Sociales, Chakir el Homrani. “Lo  primero son las personas y salvar vidas”.