San Eulogio de Córdoba (en la imagen), un tío muy sabio y muy valiente, fue decapitado por orden del emir de Córdoba a las 15,00 horas (hora de la Divina Misericordia, que conmemora la muerte de Cristo) un 11 de enero de 859. Córdoba era entonces la ciudad más poderosa del mundo, regida por el hijo de Abderramán II.

Los lelos a quienes gusta hablar de la tolerancia musulmana en la Córdoba califal de Al Andalus y de la necesidad de entregar la catedral-mezquita de Córdoba a los musulmanes, deberían leer las crónicas de los mártires de San Eulogio. El islam, ni hace 12 siglos ni ahora mismo, entiende de otra cosa que de imponer sus ideas y su forma de vida. No hay mártires -ojo, por la fe, que de otra forma no son mártires- islámicos a manos de cristianos. Al revés, mártires cristianos a manos musulmanas, no vean lo larga que se hace la lista. Ayer y hoy.

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