Sólo si dejamos que Dios entre en el mundo la tierra pueda iluminarse y el mundo puede ser humano”. Lo decía Ratzinger en una charla sobre Europa, consciente de que el viejo continente no se soporta ni a sí mismo.

El Brexit no es cauda sino consecuencia de esa perdida de las raíces cristianas. Y ahora, resulta que la premier británica, Theresa May ha decidido pedir una prórroga a Europa, de 29 de marzo a 30 de junio, para intentar que el Parlamento acepte su acuerdo.

Ahora bien, si no le han aprobado el actual acuerdo en los Comunes, ni Europa está dispuesta a hacer más concesiones en dicho acuerdo, ¿para qué sirve la prórroga?