El psiquiatra Rojas Marcos ha publicado el libro “Somos lo que hablamos”. Al parecer, es bueno ser un largón y, seguramente, el silencio estreñido hace mucho daño a las meninges.

Mucho hemos mejorado, recuerden el televisivo “somos lo que comemos”. Lo será usted.

Ahora bien, si somos los que hablamos también somos lo que escuchamos. Y a más a más, ese colocar al ser humano en el centro del universo, que constituye una de las señas de identidad del doctor Rojas, y que, en principio, merece un aplauso, precisa un matiz: el hombre no es el centro del universo porque no puede dar razón de su existencia. De ahí, que todo humanismo sin Dios siempre acabe en egolatría.

En el entretanto,todos a largar de continuo para ser mejores y más felices. Aquí no hay que callarse nada.