Resulta curioso cómo las autoridades políticas cambian el discurso cuando les toca asumir responsabilidades costosas o, por el contrario, obtener beneficios.

Algo así le pasa a Ada Colau con el asunto de las personas sin hogar en Barcelona. Según La Vanguardia, la alcaldesa Ada Colau pidió ayer a la Generalitat que se implique de una vez por todas en la atención a las personas sin hogar. Pero que se implique de verdad y que no lo deje todo en manos del Ayuntamiento de Barcelona, que se rasque el bolsillo hasta el fondo y que monte un centro de atención de emergencia de carácter metropolitano.

“La ciudad de Barcelona no puede continuar encargándose ella sola -menos mal que se refirió a la ciudad y no a ella misma- de las políticas de sinhogarismo de toda Catalunya”, dijo la alcaldesa.

Y es que Ada denuncia que los servicios sociales de numerosos municipios catalanes no hacen otra cosa que comprarles un billete de autobús a Barcelona a las personas que les piden ayuda. “Allí en la capital podrán ayudarte”, les dicen. Ocurre desde hace lustros. A veces con cuentagotas, otras de un modo más exagerado... El problema es que esta pandemia esta empujando al abismo a miles de personas que nunca se imaginaron explicando sus cuitas a un trabajador municipal. De repente, de un modo desmesurado, y nadie puede aún prever cuándo amainará esta sangría humana.

Ya sabes, Pere ráscate el bolsillo y que la Generalitat ayude a Barcelona, que Ada sola no puede.