Soplan nuevos aires para poner coto a la obsesión de Basilea con las exigencias crecientes de fondos propios. En febrero próximo toma cuerpo el relevo en la Reserva Federal. Janet Yellen será reemplazada en la presidencia por Jerome Powell (ambos en la imagen). No será sólo un cambio cosmético, sino algo más: supone nuevos aires en la política monetaria de la primera potencia y su efecto se medirá también en otros organismos como el Comité de Basilea, cuyo mensaje principal ha sido la exigencia a la banca de fondos propios. Es sensación extendida entre los analistas financieros, que ven nuevas siluetas más allá del relevo, que afectarán a la regulación financiera. Ha sido la gran obsesión tras la crisis económica de 2007-2008, con epicentros como la quiebra de Lehman Brothers. Muchas de las reformas introducidas desde entonces se han orientado a la capacidad de absorber pérdidas, pero han sido también un lastre para el negocio bancario, arrugado además por los tipos de interés en mínimos. Todo eso es lo que puede empezar a cambiar con Powell, jurista y exbanquero, con otro análisis que corre en paralelo. Dicho de otro modo, si un banco tiene que quebrar, que quiebre, pero que no sea por el exceso de regulación. Powell es partidario, además, de aumentar los tipos de interés -en línea con Yellen- pero sobre todo de aligerar la regulación bancaria, uno de sus caballos de guerra. Eso sí, no será un rompe y rasga. Como ha admitido el propio Powell, el sistema financiero es ahora más sólido que hace una década. Hispanidad redaccion@hispanidad.com