Existe alguna sospecha sobre la realidad del cambio climático y el calentamiento global, a la vista de que todos los informes, científicos en contra, además de los que adornan el sentido común y el sentido de las proporciones, son ignorados, ninguneados y/o prohibidos.

Por ejemplo, para la ministra de Pedro Sánchez, la del cambio climático, Teresa Ribera, el calentamiento global no es objeto de debate, sino premisa indiscutible para elaborar leyes que fastidien al pueblo.

Pero, ahora, voy por otro lado: si no podemos medir las consecuencias del calentamiento global -mucho menos evitarlas (ni tan siquiera con imágenes falsas sobre los osos polares, uno de los bichos más crueles del planeta)- y si el problema es tan grave que no podemos abordarlo, tal y como aseguran los talibanes riberianos, ¿para qué preocuparnos? Si está a punto de llegar el inesquivable apocalipsis climático, no se agobie: descanse y disfrute lo que le queda. Es lo más inteligente.