Sorprenden las palabras del Papa Francisco sobre la trata de blancas. Me parece estupendo que Francisco hable, valiente, contra los proxenetas y también contra los clientes de la prostitución. Primero porque es un pecado. Y segundo porque, en efecto, sin proxenetas y sin cliente no habría prostitución. Ahora bien, ¿seguro que las prostitutas no tienen ninguna culpa de la prostitución? Hispanidad redaccion@hispanidad.com