Miércoles 28 de enero, festividad de Santo Tomás de Aquino, a quien muchos han definido como la mente más preclara -el más inteligente, si lo prefieren- de entre todos los mortales.

Y ahí radica el intríngulis de la cuestión: si usted lee a Tomás de Aquino no necesitará acudir al diccionario en ningún momento.

Lo que quiere decir que a la mente más preclara de la historia -según muchos, entre ellos James Joyce- se le entienden todas sus palabras lo que no supone que se entiendan todos sus argumentos. A fin de cuentas, la palabra es el continente del pensamiento.

Y es que vivimos en los tiempos de la pedantería, que es el refugio de la forma para aparentar fondo. En otras palabras: la pedantería es la estafa de los frívolos.

Por cierto, si alguien quiere acercarse a la obra de Santo Tomás le recomiendo que empiece con el Catecismo de la Suma Teológica, de Thomas Pègues.

Hispanidad

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