Pedro Sánchez ha comunicado a la presidenta andaluza, Susana Díaz, un compromiso expreso de que mantendrá el contrato de Navantia con Arabia Saudí para construir cinco corbetas en los astilleros de Bahía de Cádiz.

Ha querido lanzar así un mensaje de tranquilidad a los trabajadores, que la han vuelto a liar con cortes de carreteras (en la imagen), cabreados por el efecto del bloqueo de la venta bombas a la petromonarquía saudí para que no las utilice contra Yemen.

El fondo de la cuestión, sin embargo, está indefectiblemente unido al síntoma de contradicción en el que sigue instalado el Ejecutivo. Anuncia algo la ministra de Defensa, Margarita Robles, que tiene que rectificar después, sin reconocer que ha tenido que rectificar y abonando el campo para una rectificación en plena regla.

El caso a tanto a falta de coordinación entre ministros, como a los principios cambiantes en función de las circunstancias. Pero ojo, quien no se ha pronunciado es la propia Arabia Saudí, poco contenta de que la acusen a bombo y platillo de entender más bien poco del respeto a los derechos humanos -nada nuevo-, dentro o fuera, contra Yemen.