Mañana del jueves. Pedro Sánchez habla en el Parlamento de Estrasburgo y plantea un drama. Estamos en un momento crucial en donde hay que elegir entre “inmovilismo y progreso”. Uno juraría que esto es una obviedad permanente, por lo que viviríamos en un permanente “momento crucial”.

Supongo que los eurodiputados estaban deseosos de conocer el contenido de ambos polos, el del inmovilismo y el del progreso y, a lo peor, allá, en una de las capitales del continente, alguien pensaba que el señor Sánchez tardaba en concretar ese progreso (porque la opción de don Pedro es la progresista, por si no había quedado claro).

La respuesta, al fin, llegó: para el presidente del Gobierno español, progresista es eso de… la ideología de género.