Se acabó Pronovias, aunque eso sí, su propietario, Alberto Palatchi, se ha forrado (en la imagen). El coñazo de los fondos, hoy convertidos en los amos del universo: mandan pero no gestionan, incordian pero no se responsabilizan. Su ideología es la necedad políticamente correcta. Y constituyen el principal enemigo, no sólo de trabajadores y clientes (también de estos, que sólo les preocupa la imagen), sino del pequeño accionista y del pequeño inversor. Los primeros porque dejan de importar a los directivos de la empresa; los segundos porque ya no deciden sobre su dinero: decide el gestor del fondo. Porque lo gracioso de los fondos es que son gestores de la propiedad ajena, igual que un político o que un banquero. No sólo son la banca en la sombra, son la mala sombra de la banca. Y son todopoderosos. Y eso sí: especialistas en destruir empresas. Y naturalmente, los depredadores de la inversión colectiva son, al menos, los poderosos anglosajones. Y eso sí que importa. Hispanidad redaccion@hispanidad.com