El silencio 'ostentóreo', que diría Jesús Gil, el de la Conferencia episcopal española (CEE), acerca del proyecto de ley LGTBI presentado por Podemos provoca un inquietante reconcomio. También, porque la mamarrachada de Pablo Iglesias viene apoyada por PSOE y Ciudadanos, y cuenta con la cobardía habitual del PP en cuestiones de ley natural. O sea, en cuestiones morales. De hecho, sólo el ex ministro Jorge Fernández y el diputado navarro Iñigo Alli han mostrado una cierta coherencia. Los obispos españoles deberían reaccionar ya mismo, ante una norma que atenta contra la ley natural y contra la moral cristiana que, por de pronto, acaba con la libertad de conciencia y con el derecho de los padres a educar a sus hijos, no ya en sus convicciones, sino en la propia naturaleza. Es decir, que los niños son niños y las niñas son niñas. Y es que cuando se tocan ciertos extremos, el silencio es culpable. Hispanidad redaccion@hispanidad.com