Ya lo decía Enrique Fuentes Quintana: "los economistas nunca nos equivocamos. Y si lo hacemos, lo hacemos todos juntos en la misma dirección, así que se nota poco". Sólo le faltó añadir que cuando los economistas no dan con la solución aportan toneladas de datos… que no sirven pero que hacen muy profesional y muy científico. Ahora mismo, todos los economistas y analistas se hacen la misma pregunta: ¿Por qué se han hundido las bolsas chinas? ¿Acaso nos encontramos ante una nueva crisis financiera mundial? Probablemente. Profundas reflexiones y riadas de datos para no responder a la pregunta: ¿Por qué? La economía china es la viva imagen de un país con dos sistemas: sistema político comunista y sistema económico capitalista. Es decir, lo peor de cada casa. La economía china se ha basado, desde hace medio siglo, en una combinación de explotación laboral y especulación bursátil. Fuego y gasolina. Y ahora, naturalmente, la burbuja ha estallado. ¿Qué hay que hacer? Pues solucionar las dos cosas. Poner freno a la explotación laboral, por ejemplo, subir los salarios chinos, y ponerle freno a los mercados financieros, cuna de la especulación. Por cierto, el problema no está en la banca, como dice la izquierda bobalicona de Podemos: está en las bolsas. ¿Y China puede arrastrar al mundo a una nueva crisis por su especulación bursátil y su explotación laboral? Sí, puede. Hispanidad redaccion@hispanidad.com