En Venezuela ya se está distribuyendo pierna de cerdo a los chavistas de varias parroquias de Caracas mientras en el interior del país esperan por recibir lo suyo.

No todos los 26 millones de venezolanos tendrán la oportunidad de comer carne de cerdo esta Navidad debido a la carestía del producto y la fuerte hambruna que golpea a la población sumida en la pobreza extrema (60%) al ser empujada a buscar comida en la basura.

Pero al menos Vladimir Putin se ha encargado de enviar las 13.500 toneladas de cerdo ruso anunciadas por Nicolás Maduro en octubre pasado al costo de 11 millones de euros, aunque la operación populista le sirva para mejorar su imagen y de propaganda a favor del régimen. "Garantizaremos al pueblo venezolano el alimento que requiere en esta época decembrina" -lo del resto de año, será otro cantar-, dijo Maduro en octubre durante una alocución en el Palacio de Miraflores.

Al parecer, tan generoso gesto del tirano Maduro tiene un precio. Las primeras comunidades en recibirlos en Caracas fueron Juan Pablo II, La Pastora, La Vega, Caricuao y Petare. En la fila de personas de la tercera edad las encargadas de repartir las piezas de pernil forzaban a las personas a agradecer en cámara a Nicolás Maduro el beneficio recibido. Algunos abuelos accedieron a dar las gracias públicas a Maduro, mientras que otros se negaron a pesar de la insistencia de las encargadas.

Antonio Ledezma, el alcalde metropolitano de Caracas en exilio desde Madrid, compartió las imágenes y manifestó su pesar ante tal humillación. «Qué triste y doloroso semejantes escenas en las que personas acorraladas por la hambruna son compelidos a darle las gracias a la revolución por un pernil», sentenció Ledezma.

A ver si desde España, Zapatero, conmovido por el detalle del dictador Maduro con su pueblo, le envía jamón serrano pata negra (pero, mejor que no le consulte a Pedro Sánchez cuál es la mejor pieza para obsequiarle).