La muy científica revista 'Science' nos informa de que los perros adolescentes -igual que los humanos en la fase de la pubertad- pueden ignorar y desobedecer -por supuesto, en el caso de los canes la compleja relación es con sus dueños-. Y los propietarios responden de muchas maneras, señala Asher. Algunos castigan a sus cachorros, otros los ignoran y algunos, incluso, los envían lejos. De hecho, los perros adolescentes son el grupo de edad más probable para acabar en refugios.

Debido a la similitud entre los cachorros adolescentes y los humanos, los perros podrían servir como modelo para estudiar la pubertad en humanos. Y en una nota más práctica, la naturaleza temporal de la desobediencia del perro podría hacernos preocuparnos menos cuando nuestros cachorros de repente tengan sus propias mentes.

Para evaluar la obediencia, los científicos estudiaron un grupo separado de 70 perros guía, primero a los cinco meses y luego a los ocho. Le pidieron al cuidador del perro y a un extraño que dieran la orden de "sentarse". Todos los cachorros preadolescentes se sentaron rápidamente, pero cuando los mismos cachorros llegaron a la adolescencia, muchos "repetidamente" se negaron a seguir la orden de su cuidador. Sin embargo, fácilmente obedecieron al extraño. Los perros que no estaban unidos de forma segura a sus cuidadores estaban aún más dispuestos a seguir los dictados del extraño, al igual que los adolescentes humanos. Lo que hemos avanzado los humanos gracias a descubrimientos como el de la revista 'Science'. 

Y esto demuestra la famosa anécdota de aquel escéptico de la época,  empeñado en demostrarle al matemático Blas Pascal, un católico sin ambages, que la ciencia estaba al margen de creencias: "La ciencia no tiene fe ni patria", le recordó, señalando un letrero que se había convertido en uno de los tópicos más frondosos de la época. A lo que Pascal respondió: así es, la ciencia no tiene ni fe ni patria... pero los científicos sí".