Tristísimo para esos periodistas, que encima eran autónomos, trabajaban por su cuenta, porque el paraguas protector hasta ahora representaba una empresa informativa. Ahora funcionan los cuentapropistas, y se la juegan como se la han jugado los tres periodistas españoles secuestrados en Siria. Y ahí surge Mariano Rajoy quien del 11-M aprendió que no se debe señalar a nadie antes de tiempo. Entonces, asegura que no descarta ninguna posibilidad sobre los autores de la canallada. ¿Y eso qué quiere decir? ¿Qué el señor presidente considera que a los periodistas españoles les ha secuestrado Bashar al Assad (en la imagen)? ¿Verdad que no? Es como cuando Rajoy advierte que los atentados islámicos no tienen nada que ver con el Islam sino con la barbarie. No hombre no, tiene que ver con ambas cosas. En cualquier caso, la diferencia está entre los grupos Al Qaeda que operan al oeste y norte de Damasco, y el Estado Islámico que opera en el sudeste. Esos, los del noroeste y los del sudeste, los salvajes islámicos, de una u otra agrupación, son los que secuestran degüellan, asesinan, etc. Lo que ocurre es que el majadero de Barack Obama, y detrás de él todo Occidente, nos dedicamos a proteger a los salvajes frente a un Bashar Al Assad que, créanme, no es ningún santo, pero, al menos, es un tipo más civilizado. Mientras el titular de Exteriores, García Margallo, asegura que los secuestros que nos han saltado a la prensa se han solucionado antes. Claro, ministro: es que la transparencia siempre dificulta las cosas, señor Margallo pero no creo que por eso la transparencia deje de ser una virtud. Es lo mismo que ocurre con las colonizaciones inglesa y española. La primera es más fácil. Claro, te cargabas al indígena y te ponías tú en su lugar. Ahora bien, elevar a las tribus salvajes al grado de vida civilizada resultaba un poco más complejo. Lo primero lo perpetraba Inglaterra, lo segundo España. Sin trasparencia el poderoso vive mejor, pero el común de los mortales no. Hispanidad redaccion@hispanidad.com