Sí, lo han leído bien. Una mujer mezcla uno de sus óvulos con esperma de su perro. Lo que me extraña es que el perro tuviera tan poca dignidad como para prestarse a semejante cosa. No es un experimento científico sino, artístico, pero sea lo que fuere, pertenece al pecado de siempre que reverdece en el siglo XXI: seréis como dioses. Hispanidad redaccion@hispanidad.com