El historiador y catedrático de Historia contemporánea Javier Paredes, ya explicó en Hispanidad en qué consiste la inmatriculación, es decir, la nueva desamortización: odio a Dios y robo a la Iglesia. Igualito que en las desamortizaciones de los señores Mendizábal y Madoz, allá por el siglo XIX. Simplemente, PSOE y Podemos tratan de robarle a la Iglesia sus templos e impedir que se rece en ellos. Y la justicia ya les ha dicho que esto es una bobada.

Pues bien, nueva ‘grosen chorradem’ perpetrada en los desayunos de RTVE durante en la mañana del lunes 17: una tertuliana progre nos asegura, al rebufo de los expertísimos que han decidido que la mezquita-catedral de Córdoba es del Gobierno (perdón del Estado), que los templos católicos “deben regirse con criterios profesionales y no confesionales”. ¿Habrá vuelto a pensar el sinsentido que ha pronunciado? Esto es como si me dice que un hospital debe regirse con criterios profesionales y no sanitarios. O que una escuela debe gestionarse con criterios profesionales y no educativos.

Bueno, puestos a decir memeces, su compañero de pupitre aseguró que la desamortización de los bienes eclesiásticos del Siglo XIX se hizo a beneficio del pueblo. No, hombre, no: se perpetró a beneficio de Mendizábal, Madoz y sus amigos, que se enriquecieron violentamente a costa de lo que le robaron a la Iglesia… como ahora pretende robarle el Estado.

Lo que caracteriza a la España oficial de hoy: la aversión a Cristo.