Todos nos alegramos de que tres periodistas españoles en zona de guerra, es decir, tres valientes que se juegan el pellejo acudiendo a escenarios de peligro armados con sus cámaras y sus bolígrafos hayan sido rescatados. No sólo me alegro porque son colegas sino porque creo que hacen más por los débiles con sus cámaras que algunos directivos de ONG que van por el mundo haciendo turismo solidario con el dinero de los demás. Por encima del periodista en zonas de guerra sólo está el misionero y el médico que se comprometen con los desfavorecidos. Y tampoco me importan los medios empleados para liberarlos: había que liberarlos. Ni tan siquiera que la vicepresidenta del Gobierno se haya apuntado el éxito. Lo que me molesta es que, aduciendo la necesidad de discreción, no se nos diga quién secuestró, esclavizó y destrozó la vida de estos tres periodistas. Ya lo sabemos, claro: unos fanáticos de la nebulosa Al Qaeda pero me sorprende el miedo a decirlo en voz alta no vaya a hacerse alguien la reflexión lógica: pues los fanáticos musulmanes son muchos más bestias que Al-Asad. Le secuestraron en Alepo, ciudad donde se vierten lágrimas por los bombardeos del ejército de Bashar Al-Asad, gran culpable. Pero en Alepo no operaba hasta ahora, gracias a los rusos, Al Asad. Quien controlaba y esclavizaba en Alepo era Al-Nusra, es decir, al Qaeda, la misma nebulosa que asesina en París, Bruselas, etc. En plata, seguro que a los periodistas españoles no les ha secuestrado Al Asad sino los enemigos de Al-Asad. Pero los políticos y los medios occidentales continúan poniendo a parir… a Damasco, que es el malo de la película. Occidente se ha vuelto idiota. Sufre un síndrome de Estocolmo respecto a sus verdugos, a los fanáticos musulmanes, que no presagia nada bueno. Por cierto, ¿por qué era bueno Bashar Al-Asad y porque debíamos estarle apoyando, como hace Vladimir Putin, en su guerra contra Al Qaeda y contra el Daesh? Porque Al-Asad, con todos sus defectos, que eran muchos, permitía la libertad religiosa de los cristianos. Los fanáticos musulmanes han llenado Siria e Iraq de mártires. Y Occidente no se entiende sin el cristianismo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com