La tregua no ha tenido prórroga porque Estados Unidos -perdón, la coalición internacional- se ha empeñado en que bombardear al ejército sirio para mayor gozo y viabilidad del fanatismo musulmán del ISIS y de Al Qaeda. En plena tregua y en vísperas de pasar a la  segunda fase, es decir, a la coordinación entre Rusia y Estados Unidos, con una Hillary Clinton (en la imagen con Obama) histérica que grita "que vienen los rusos", los estadounidenses han roto cualquier posibilidad de paz. Ahora, como en Egipto, como en Libia, como en Yemen, como en la propia Turquía, ese desastre con patas llamado Barack Obama, está favoreciendo el crecimiento del fanatismo islámico. ¿Por qué? Por su odio al cristianismo del que procede. Es el síndrome del progre. Hispanidad redaccion@hispanidad.com