El castigo que idearon tres trabajadores de la prisión de Oklahoma para los presos es inhumano: habían obligado a varios internos a permanecer de pie esposados durante horas mientras escuchaban la canción infantil Baby Shark (El bebé tiburón) en bucle, según informó la semana pasada el fiscal. 

Dos antiguos trabajadores de la prisión de Oklahoma y su supervisor se enfrentan a cargos por un delito menor de crueldad al obligar a varios internos a escuchar el éxito infantil. Según publica El Pais, el episodio se repitió al menos cinco veces con cinco internos, cada uno por separado. En todos los casos se les esposó con las manos a la espalda y se les tuvo de pie contra una pared mientras sonaba la canción, repetida una y otra vez, a gran volumen y durante horas, según recogen los diarios The Oklahoman The New York Times. Los sucesos ocurrieron en noviembre y diciembre del año pasado. Dos de los internos fueron sometidos al castigo tras interrumpir su sueño: uno a las dos y otro a las tres de la mañana. Lo que no sabemos es las secuelas que habrá dejado la canción en los presos.

Recoge El País, que la pieza ha tenido otro uso siniestro. En 2019, en la ciudad de West Palm Beach (Florida) se usó para que las personas sin hogar no durmieran junto a un centro para eventos. ¡Miserables!