Ninguna madre abortaría si pudiera ver a sus hijos. Porque al ver el feto se ve que es un niño indefenso. Es lo que enseña esta curiosa miniescultura.

Y es lo que enseña el Papa Francisco, un firme defensor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Su último documento, en forma de carta, no deja ninguna duda sobre la doctrina de este Papa, que es la doctrina de la Iglesia. La defensa del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos.