No gustan los prohombres en las iglesias. Recuerda a la Iglesia anglosajona y su catedral de San Pablo con las tumbas de almirantes, etc. En los templos, lo mejor es enterrar a santos y clérigos… y el resto, al camposanto. Por ejemplo, don Manuel y doña Benita, que financiaron la construcción de la Iglesia madrileña de San Manuel y San Benito. Pero no, no me gusta que un anterior jefe del Estado se entierre en la catedral de la Almudena.

Ahora, parece que Franco será enterrado en dicho templo. Comprendo al obispo Osoro cuando dice que Franco era un cristiano y que, por tanto, le acoge en la cripta de la Almudena. Y es verdad que Franco siempre se confesó católico y en su testamento se ratificó en ello.

Sin embargo, gusta mucho menos la necedad del pinchaúvas de Miguel Urbán (en la imagen), el chico antisistema de Podemos, Urbán asegura que si Osoro permite que Franco sea encerrado en la crispada la Almudena “iniciará un nuevo culto al dictador”. Ese chico no sabe distinguir una tumba de un altar, pero sabe muy bien lo que está haciendo: lanzar a cualquier majadero contra el templo de Nuestra Señora de la Almudena.