"Ahora que estamos fuera de la Casa Blanca, el no ser observada, juzgada y parcelada por cada persona en el planeta, es mucho mejor. Es absolutamente liberador", dice Michelle Obama en el documental recientemente estrenado en Netflix y dedicado enteramente a ella -y sólo a ella-. Porque Michelle se ha liberado de la presión, pero en su vida parece que no puede prescindir de ser protagonista, allá donde va. Es toda una vedette.

Entre las muchas anécdotas que comparte en su libro ‘Mi historia’, en el que se basa el documental, Michelle cuenta que el día que abandonaron la Casa Blanca todos lloraban, desde sus hijas al staff, pero ella no quiso derramar ni una lágrima porque sabía que el mundo pensaría que lloraba por otro motivo. Levantó a sus hijas y a las amigas de estas que se habían quedado a dormir para acompañarlas durante la última noche, se prepararon para recibir a los Trump y se marcharon. Fue recién a solas, en el Air Force One, que lloró durante 30 minutos. Creo que fue por la liberación de ocho años intentando hacer todo perfectamente”, sentencia. Y es que a lo largo de Mi historia no muestra reparos a la hora de hablar del privilegio que fue para ella ser la primera dama de su país, pero también de las presiones que vivió durante aquel capítulo de su vida.

Dice uno de los artículos que comentan el estreno de su documental, que “vemos a una Michelle más libre que nunca haciendo que más de uno queramos leer su libro después de todo. Sin dudas, una pieza de marketing asombrosa para seguir empujando las ventas (no en vano la editorial Penguin Random House pagó 55€/$60 millones por las memorias de ella y de su marido -la de Barack aún no ha salido-)”. Liberada de la presión… y multimillonaria. ¡Vaya chollo!